El Eneatipo es como el esqueleto de nuestra personalidad, es una estructura básica de defensa y protección. Hay distintas teorías de cómo llegamos a identificarnos con un eneatipo, aunque según mi punto de vista no todas terminan de explicar de forma clara. Me gusta quedarme con la mirada de Oscar Ichazo: 

 

Nacemos con la idea santa, una forma de observar la vida libre de los condicionamientos del ego. Cuando al crecer nos identificamos con nuestro ego, porque necesitamos crear un ego para sobrevivir, la “Idea Santa” se transforma en su opuesto polar.

El opuesto de la idea santa es la fijación y en lugar de vivir desde la virtud respondemos identificados con una pasión básica o vicio emocional.

Justamente la PASIÓN y la FIJACIÓN son los dos rasgos nucleares que definen cuál es nuestro eneatipo dominante. Descubrir nuestro Eneatipo tiene que ver con lograr la capacidad de reconocer que hemos quedado atrapados en esas distorsiones.  

Al reconocer nuestra pasión y fijación dominante comienza el proceso de desidentificarnos de esos patrones que nos limitan. Mientras más observemos y reconozcamos de qué forma nos llevan a actuar en piloto automático, seremos más conscientes y más claro quedará cuál es nuestro eneatipo.

 

¿Qué experiencia viviremos en el curso de Eneagrama y Desarrollo Personal

  • Potenciar nuestra capacidad de auto-observarnos.
  • Ser más conscientes de nuestras distorsiones egoicas.
  • Identificar nuestros patrones automáticos.
  • Poner luz en nuestra oscuridad interior.
  • Aspirar a que lo que nos pasa internamente no nos sea ajeno. 

 

Al experimentar lo anterior, no cambian los patrones que nos limitan. Es decir, no cambia nuestro eneatipo. Lo que cambia es nuestro nivel de consciencia, nuestra perspectiva y nuestra capacidad de responder desde el amor y la libertad.

 

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